En el caso de Los Cinco persisten las motivaciones políticas

Hace poco, cuando transcurría la segunda quincena del mes de julio, la vigésimocuarta Caravana de la Amistad Estado Unidos Cuba, organizada por la agrupación interreligiosa IFCO/Pastores por la Paz e integrada en su mayoría por norteamericanos, recorría Cuba y llevaba como una de sus exigencias lo que siguen llamando la liberación de Los Cinco y recordaban a Martin Luther King Jr y su histórico discurso I Have a Dream (Yo tengo un sueño), que cumplirá medio siglo el 28 de agosto.

Muchos de los conflictos que hoy conmueven a la nación norteamericana no existieran de haberse cumplido ya los ideales de justicia contenidos en las aspiraciones de Martin Luther King. Si esa realidad no fuera todavía una meta, tampoco permanecerían desde hace casi 15 años encarcelados en los Estados Unidos cuatro antiterroristas cubanos que son víctimas también de la selección del bien jurídico que no se debe proteger, en este caso por motivaciones políticas.

El mes de agosto es sin embargo un contexto para recordar una sentencia que para muchos juristas norteamericanos y del mundo constituye una referencia de permanente estudio. Se produjo el día 9 de ese mes del año 2005 cuando tres jueces del Onceno Circuito de Atlanta anularon el fallo contenido en el caso 721 de 1998, de la Corte del Distrito Sur de La Florida, división Miami, de los Estados Unidos que se había radicado oficialmente el 3 de octubre de 1998 y del que se derivaron tras el juicio del año 2001, severas condenas para cinco antiterroristas cubanos que incluían cadenas perpetuas para tres de ellos.

Los jueces consideraron en la sentencia de 93 páginas que Miami era una sede hostil, que existen allí grupos anticubanos capaces de inferir temor a los jurados, que existen allí organizaciones terroristas a las que llamó por su nombre (Hermanos al Rescate, Comandos L, Brigada 2506, Alpha 66), que Luis Posada Carriles es un sujeto peligroso y que los detenidos no se apropiaron de información de secreto máximo.

Oportuno es recordar además que a mediados de 1999 la sociedad civil de Cuba, esa sociedad civil a la que ha recibido sus informes el Consejo de Derechos Humanos, demandó al gobierno de Estados Unidos por daños humanos ante la Sala de lo Civil y de lo Administrativo del Tribunal Provincial Popular de Ciudad de La Habana. La prensa extranjera pudo presenciar los desgarradores testimonios del juicio público que concluyó con una sentencia notificada a la nación demandada que fue condenada a reparar daños y perjuicios derivados de la muerte de 3 478 cubanos y 2099 mutilados por actos terroristas. La indemnización exigida y probada es del monto de los 181 mil 100 millones de dólares. Estados Unidos nunca se pronunció sobre esta sentencia que representa el derecho de millones de personas.

La cruda verdad es que existe en la actualidad un lamentable sufrimiento familiar que apreciaron los caravanistas de los grupos religiosos de visita en Cuba porque se mantienen encarcelados cuatro de los integrantes de Los Cinco, grupo de jóvenes pacíficos que solamente obtenían información de los terroristas que operan desde Miami y que sufren, en el caso de Gerardo Hernández dos cadenas perpetuas más quince años; Ramón Labañino 30 años de privación de libertad; Antonio Guerrero 21 años y diez meses y Fernando González 17 años y nueve meses de privación de libertad.

En estos tiempos en que se debate internacionalmente sobre el espionaje, vale recordar que los grupos anticubanos de Miami promovieron un expediente de espías contra los cinco cubanos, promoción que encontró respaldo en las autoridades norteamericanas que pagaron a periodistas para contribuir a esa falsedad. El 20 de octubre de 1998 Fidel Castro, en una entrevista a CNN, sostuvo que “resulta asombroso que el país más espiador del mundo acuse de espionaje al país más espiado del mundo”. Y en una de sus reflexiones del año 2009 titulada Una respuesta ridícula a una derrota el líder cubano precisó, que la confrontación de Cuba con los Estados Unidos es ideológica y nada tiene que ver con la seguridad de ese país. Y en otra parte de este texto se pregunta, ¿no les parece a todos bien ridícula la historia del espionaje cubano? (Generaro Pérez Reyes)